miércoles, 22 de julio de 2009

¡Hospital,Hospital...¡

Fin de día, fin de jornada,
enfermos debatiéndose
en los caminos de la vida.
olor a violetas guardadas...
continuar... sintiendo...
esas agonías...
esos nudos, atenazando las gargantas
esos ojos...
mirando más allá de los míos
¡ Querer tenerlos ¡
en el pecho,
y darles tibia vida
¡Destrozarse el alma y devolverles la ilusión ¡
y van viniendo,
con sus sudarios, envolviendo sus tristezas,
sus niños, flores que aún desconocen las ausencias,
garfios al final de los muñones,
que les dejó la vida,
Inhábiles,
van poblando la ribera
tratando de atrapar esos huidizos peces
que espejéa la luna en las aguas
traidoras
devoradoras,
impávidas,
destructoras de sueños, de esperanzas,
de vida, hasta dejarlos
a las orillas de oscuros hospitales
en donde nuestras manos cansadas
no alcanzan a
devolverles sus destinos
aunque sé encadenen las jornadas
y el amor haya cubierto
la tierra.

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