martes, 18 de octubre de 2011

A propósito de una visita Presidencial

¿Sabes hermano Mashingash?
Yo miraba tus ojos como candelas
Refulgiendo en la noche parcelaria
Yo escuchaba el insolente verbo
De los Limeños y gringos de los guettos
De Lima
Yo sentía como las criznejas
Batallaban con la ira levantada
Mi mano que debridaba abscesos
Quería cerrarse con
El bisturí
En alto, a tu auxilio
Los pulmones de los Apus
Exhalando bacilos
Gritaban sonidos
Que no hicieron temblar el cielo
Y menos llegaron a los oídos
Del presidente
La mutishca funcionaria hilaba
y armaba telarañas como parca
el siervo acholado,
los políticos y funcionarios
Esos los del gobierno regional y el IIAP
los de nuestras universidades
Fungieron a la perfección
Sus papeles de Felipillos tristes,
Por su plato de lentejas
Los ahora gobiernistas
Jefes de las bandas de delincuentes
Que no quieren la carretera
por temor a ser descubiertos
solo querían servidumbre
a cambio del pan
Mientras se robaban tu petróleo
Tú madera, tu oro tus palmeras,
Tu tierra, y se la regalaban a los gringos
Como Toledo, como García
Los siervos cumplieron
De sus bocas como cloacas se
Deslizaron supurando las mentiras
En cuanto se fue Ollanta
Iván deshizo sus promesas
Entregando la vida de Aguarunas
Shapras Huambisa y Maijunas
Ya no habrá carretera
Los jefes
Los jefes tomaron sus latas, y se fueron
la noche
el viento, las estrellas
se arremolinaron ante su sordera
Soberbios los “alucinados” dueños del mundo
Solo vieron el gran espacio sideral
Mientras
Acorralados por el hambre y la miseria
Mirábamos y oíamos las razones sin oídos desde lejos
Como lluvia tardía sobre la hierba seca
Mis manos curaban a tus mujeres
con sus itipaks deshilachados
y sus hijos pegados al estéril pecho,
ya seco,
Entreabriendo sus ojos apagados
Esperando sin esperanza, en sus reservas,
el acabarse de este cataclismo
que ahuyentó al venado y al majás
y que no deja crecer a la yuca
En la tierra muerta
Aprisionando a tus hijos
Aferrados a la vida
Con las heridas
De las que extraje gusanos impacientes
que no esperan el sepulcro
y ¡Dios mío!
El horror no me dejó comprender
a esos misioneros que en nombre del cielo
Os han condenado
al hambre y la miseria
y a repetir sobre la tierra
el papel del judío errante
Sin Cristos crucificados.
Pasó la noche,
Los antropólogos prepararon el folklor
Sus cerebros calcinados
Se fijaron en el barro
En el que vieron el verde de las esmeraldas
Se fijaron en tus malocas
Alucinándolas kibutz
y nada, nada se hizo
Por tu vida
Juntos recogimos las cenizas
Taish y tú,
Levantaron el campamento
Los Hombres se perdieron
En los caminos devorados
Por la maleza homicida
La soledad de la tierra humillada
Expulsó a los limeños
Hacia sus aviones en la agorera mañana
Desnudándonos la realidad
Que día a día nos grita
que solo somos prisioneros
en esta cárcel sin barrotes.
Rodeados de ríos sin misericordia
Condenados a la soledad
De la exclusión nacionalista

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