lunes, 1 de octubre de 2018

Victoria Pirrica


No sé como las páginas de la esperanza se van desgajando de mí, me alegraba ver que uno u otro viento enardecían mi corazón, llenaban de sangre mis manos y mi pecho se insuflaba de alegría, creo que es el planeta que no me deja morir sin alegría, mi chochez, pretendía ver, signos de vida en el osario existencial,  y estiraba sus fibras aumentaba mis  mitocondrias, y con mi canto atraía,  la velocidad de tormenta,  pero de repente Martincito se muestra como lo que era antes de viajar a los EEUU, regresa y agacha la cabeza frente a la virago y sus monstruos, su gente cada día se desenmascara , por supuesto la traición supura,  los que algo leyeron y digirieron, le incitan a la cobardía , mientras los de la botica preparan sus pociones mas venenosas, pero mira hombre de Dios quien extrañara a la chantajista de la Aramayo, al monstruo del altiplano, da el paso siguiente ¡libéranos! No entendemos que  leyes permiten al asesino  postular a la Alcaldía, al Juez corrupto dictar leyes, ¿es lo que te dijeron que hagas en Nueva York?, tanto ¿ofrecen los corruptos  A la metrópoli? Tanto dinero hay en nuestra pobre Patria , para dejarlos abandonados a las ratas?
No hay duda que la china ganó perdiendo en el Perú

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