jueves, 27 de diciembre de 2018

Vuelvo a abrirme el pecho y a mostrarte la entraña sangrante


Vuelvo a  abrirme  el pecho y a mostrarte la entraña  sangrante
   La persistente lluvia no deja de lavar, las culpas Iquiteñas pero, puede hacer doler muy profundo las heridas que algunas veces tuviste en el lomo, como Vallejo, mi hasta ahora respetado Presidente Vizcacarra, te estás llenando de asesores, que cuidaran que esas  heridas no sangren, pero  te seguirán doliendo, porque ese escarlata que ves en el cielo procede del caucho robado asi como esos peces rojos exquisitez de los ingleses, no hubo miles de kateneres  defendiendo la  selva de la maldad,  hubo quien arranco   los abrigos de piel de Otorongo para los finos cuellos de las mujeres de los asesinos, en Windsor que  conseguían con el fino arte que aprendieron de sus guerras sin sentido, engañaron a los monos que, a los que mentían como a sus parientes hombres, los amarraban como  presas para el predador al que mataban a nombre de la elegancia y la prostitución  así arrumaron pieles de otorongo, mientras  devoraban a las aves de plumaje fantasioso, ni muerto como el oro, ni vivo como las especies , no se detuvieron la   catástrofe, la gente de Iquitos se acostumbro a vivir del bofe de la servidumbre. Belem fue quemada y los iquiteños eligieron dos veces al asesino    ARANA y nosotros nos olvidamos de Katenere, es que estaban los curas que nos enseñaban a perdonar y olvidar y a desaparecer la historia, no conoces nuestra historia no sabes cómo tuvimos que lidiar con los funcionario y los delincuentes que están llegando ahora gracias a ti a quitarnos nuestras casas, a aumentar el hambre, cuando hemos olvidado el mensaje de los bosques

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